YOGA EN OFICINA

Pasas muchas horas sentado? Descubre 5 posturas de yoga para aliviar la tensión sin salir de la oficina

Vivimos en una época en la que muchas personas pasan más tiempo sentadas frente a una pantalla que en movimiento para ellos es importante practicar yoga en oficina. Aunque nuestro cuerpo está diseñado para caminar, estirarse, agacharse y respirar profundamente, el ritmo de la oficina moderna suele invitar justo a lo contrario: pasar horas inmóviles, encorvados, con la mirada fija y la respiración superficial. Esta rutina silenciosa va acumulando tensiones que no siempre notamos al momento, pero que con el tiempo se traducen en molestias físicas, agotamiento mental e incluso en una sensación de desconexión con el propio cuerpo.

El impacto del trabajo de oficina en el cuerpo y la mente

Estar sentado durante largos periodos puede provocar compresión en la zona lumbar, rigidez en las caderas, tensión en el cuello y los hombros, y una sensación de “cerramiento” en el pecho. Además, el uso continuo del teclado y el ratón afecta a muñecas, antebrazos y a la musculatura del cuello, generando lo que algunas personas llaman la “postura del ordenador”: hombros caídos hacia delante y cabeza adelantada.

Mentalmente, esta inactividad física también se nota. La falta de movimiento reduce la circulación y oxigenación, afectando la concentración, el ánimo y nuestra capacidad para gestionar el estrés. No es casualidad que muchas personas salgan del trabajo sintiéndose drenadas, incluso sin haber hecho ningún esfuerzo físico.

Por qué el yoga es una herramienta eficaz en el entorno laboral

Aquí es donde entra el yoga en oficina como un verdadero salvavidas. A diferencia de otras actividades físicas, el yoga no requiere materiales especiales, puede adaptarse a cualquier espacio y se basa en una escucha consciente del cuerpo. Incluso unos pocos minutos de movimiento suave y respiración consciente pueden marcar una diferencia enorme en cómo nos sentimos.

Además, el yoga no se limita al cuerpo: nos ayuda a reconectar con el momento presente, soltar el estrés acumulado y volver a una sensación interna de calma y claridad. Al incorporar pequeñas pausas de yoga durante la jornada laboral, estamos enviando un mensaje a nuestro sistema nervioso: estás a salvo, puedes relajarte, estás cuidándote.

Y lo mejor: no hace falta ser flexible ni tener experiencia previa. Basta con tener ganas de moverse, de respirar y de prestarse un poco de atención.

Principales zonas de tensión en la oficina

Cada vez que mantenemos una postura por mucho tiempo —como estar sentados frente al ordenador— ciertas partes del cuerpo empiezan a sobrecargarse, mientras otras se vuelven inactivas. Esta descompensación es la raíz de muchas de las molestias comunes entre quienes trabajan en oficina. Conocer las zonas más afectadas nos permite enfocar la práctica de yoga con mayor intención y eficacia.

Cuello y hombros

Son quizás los primeros en que notamos la tensión. Al mirar la pantalla, solemos llevar la cabeza hacia adelante y encoger los hombros sin darnos cuenta. Esto acorta los músculos del cuello anterior y genera una sobrecarga en los trapecios, elevadores de la escápula y la base del cráneo. El resultado: dolor, rigidez y a veces hasta dolores de cabeza tensionales.

Espalda alta y lumbar

La espalda alta (zona torácica) tiende a volverse rígida por la falta de movimiento, mientras que la zona lumbar sufre por el peso del tronco mal distribuido. Cuando nos sentamos con la pelvis rodada hacia atrás, las curvas naturales de la columna se alteran, lo que puede provocar molestias, contracturas o incluso hernias a largo plazo.

Caderas y piernas

Permanecer con las piernas dobladas durante horas acorta los flexores de la cadera, especialmente el psoas, un músculo profundo que conecta la columna con las piernas y que también se activa con el estrés. Además, la circulación sanguínea en las piernas disminuye, lo que puede provocar sensación de pesadez, hinchazón o adormecimiento.

Muñecas y ojos

El uso constante del teclado, ratón y móvil provoca una tensión repetitiva en muñecas, antebrazos y dedos. A veces aparece dolor o inflamación en el túnel carpiano. Los ojos, por su parte, sufren el esfuerzo de estar horas enfocando en una distancia fija, lo que puede causar fatiga visual, visión borrosa o incluso dolor de cabeza.

5 posturas de yoga en oficina que puedes hacer en tu escritorio (sin cambiarte de ropa)

Una de las maravillas del yoga es su adaptabilidad. No necesitas una esterilla ni cambiarte de ropa para empezar a mover el cuerpo y liberar tensiones. Estas posturas están pensadas para practicarse directamente desde tu silla, en medio de la jornada laboral. Son simples, efectivas y pueden hacerse en menos de 10 minutos.

1. Movilidad cervical con respiración consciente

Cómo hacerlo:
Siéntate con la espalda recta y los pies apoyados en el suelo. Inhala profundamente y al exhalar, deja que la barbilla se acerque al pecho. Inhala y lleva la cabeza suavemente hacia un lado, exhala al volver al centro. Repite hacia el otro lado. Luego, haz círculos lentos con la cabeza, siempre con la respiración guiando el movimiento.

Beneficios:
Alivia la tensión en cuello y hombros, mejora la circulación en la zona cervical y promueve una respiración más profunda.

2. Estiramiento lateral en silla (Parighasana adaptada)

Cómo hacerlo:
Siéntate cerca del borde de la silla. Lleva el brazo derecho por encima de la cabeza y estira el costado derecho mientras te inclinas hacia la izquierda, apoyando la mano izquierda en la silla o el muslo. Mantén unas 3–5 respiraciones. Cambia de lado.

Beneficios:
Abre los músculos intercostales, libera la respiración y alivia la rigidez de la espalda alta y los hombros.

3. Torsión espinal sentada (Ardha Matsyendrasana adaptada)

Cómo hacerlo:
Con la espalda erguida, coloca la mano derecha en el respaldo de la silla y la mano izquierda sobre el muslo derecho. Inhala al alargar la columna y exhala girando suavemente hacia la derecha. Mantén unas respiraciones y cambia de lado.

Beneficios:
Mejora la movilidad de la columna, masajea los órganos internos y ayuda a restaurar la postura natural.

4. Estiramiento de muñecas y dedos

Cómo hacerlo:
Estira un brazo hacia adelante con la palma hacia arriba. Con la otra mano, suavemente lleva los dedos hacia abajo, estirando el antebrazo. Mantén unas respiraciones y luego repite con la palma hacia abajo. Cambia de brazo.

Beneficios:
Alivia la tensión acumulada por el uso del teclado y el ratón, y previene molestias como el síndrome del túnel carpiano.

5. Postura del águila con brazos (Garudasana brazos)

Cómo hacerlo:
Lleva los brazos al frente y cruza el brazo derecho por encima del izquierdo. Dobla los codos y junta los dorsos o palmas de las manos (según tu movilidad). Eleva los codos a la altura de los hombros y aleja las manos de la cara. Mantén unas respiraciones y repite cambiando el cruce.

Beneficios:
Libera la parte alta de la espalda, estira los hombros y mejora la concentración.

Consejos para integrar el yoga en tu rutina laboral diaria

Incorporar el yoga en oficina al entorno de trabajo no requiere grandes cambios ni mucho tiempo. La clave está en crear pequeñas oportunidades de consciencia y movimiento a lo largo del día. Aquí te comparto algunos consejos prácticos que he aplicado tanto personalmente como en talleres de oficina:

Empieza con microhábitos

No hace falta hacer una clase completa. Comienza con una pausa de respiración de 1 minuto antes de encender el ordenador, o estira los brazos y el cuello al terminar una reunión. Estas pequeñas acciones envían señales de autocuidado al sistema nervioso.

Usa recordatorios visuales o digitales

Coloca una nota adhesiva en la pantalla con un mensaje como “¿Estás respirando?” o “Pausa y estira”. También puedes usar alarmas suaves en el móvil para recordarte que te muevas cada 60–90 minutos.

Truco: Asocia los estiramientos a momentos concretos, como después del café o al colgar una llamada.

Crea un rincón de movimiento en tu espacio de trabajo

No necesitas mucho: una silla sin ruedas, una pared libre, o incluso una esterilla enrollada bajo el escritorio. Tener ese “espacio activador” a la vista te invita a usarlo con más frecuencia.

Tip extra: Si trabajas en casa, aprovecha para hacer alguna postura de pie entre tareas —Tadasana, Uttanasana o un simple estiramiento de brazos pueden cambiar tu estado mental.

Comparte la práctica con tus compañeros

Proponer una pausa de estiramiento grupal, aunque sea una vez por semana, puede transformar el ambiente laboral. No solo se liberan tensiones físicas, sino que se fomenta una cultura de bienestar compartido.

Sé amable contigo: constancia sin rigidez

Algunas semanas harás más, otras menos. Y está bien. La práctica de yoga no es otra tarea que hay que cumplir, sino un gesto de cuidado hacia ti. Aunque solo pares 3 minutos al día para estirarte y respirar, ya estás cultivando bienestar.

Un cuerpo en movimiento, una mente más libre

El yoga en la oficina no se trata de hacer posturas perfectas ni de convertir tu escritorio en un estudio. Se trata de volver a ti. De interrumpir, aunque sea por unos minutos, ese piloto automático en el que muchas veces caemos. Al moverte con consciencia, respiras más profundo. Al respirar más profundo, piensas con más claridad. Y desde ahí, todo cambia: tu cuerpo se siente más vivo y tu mente más libre.

No necesitas una hora ni una esterilla. Basta con tener la intención de cuidarte, de escucharte y de darte pequeñas pausas para reconectar. El movimiento consciente —aunque sea breve y sencillo— puede transformar no solo tu día de trabajo, sino tu manera de habitar el cuerpo y afrontar el estrés.

Recuerda: cada vez que te tomas una pausa para estirarte, respirar o simplemente observar cómo estás, estás practicando yoga. Estás cultivando presencia, salud y bienestar. Y eso, en medio de la rutina laboral, es un verdadero acto de amor propio.

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